lunes, 18 de marzo de 2013

Lejos...

Te escribo estas líneas porque sé que no las leerás. Mi madre siempre me dice que "mantenga el glamour". Tengo demasiadas cosas que decirte pero no quiero que las sepas. Estoy manteniendo el glamour y perdiéndolo al mismo tiempo. Hace mucho que lo perdí y tú, más que nadie, lo sabes.

Mucho puede pasar en un año. Eso decimos todos. El tiempo, se supone que es el mejor amigo que se pueda tener y también el mejor remedio para las heridas del alma. Lamentablemente, esta ciudad parece ser un punto perdido en el espacio-tiempo. Mucho ha cambiado para ti desde que te fuiste. Para mí, no mucho. Solo da la impresión de que el tiempo cambia con el clima y que uno se mueve en el espacio de fin en fin de semana.

Cuando regreses, tu vida será otra y la mía será la misma. Lo injusto es que yo tendré que adaptarme a ello. Lo más injusto es que, por más que lo intente, no podré esconder mi triste fracaso. ¡Qué glamour ni qué ocho cuartos!

Ojalá y no regreses. Ojalá y te quedes lejos disfrutando tu alegría y me dejes sufrir mi tristeza en paz. Ojalá y cuando regreses nos continúe separando un mar de horarios que nunca coinciden, de amistades que no tendremos en común y de experiencias que jamás compartiremos. Quédate lejos. ¡Bien lejos!