jueves, 2 de mayo de 2013

Todavía...

Ya nos encontramos en el quinto mes del año. El quinto. Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Y todavía el sol no nos honra con su presencia por más de 3 días consecutivos.

Y el tiempo pasa y pasa...

Han pasado ya más de seis meses, señores. La última vez que vi el sol por más de tres días fue un poco antes del cumpleaños de mi hermano y eso fue a mediados de noviembre.

Enero y febrero fueron los meses más oscuros en años. Marzo se supone que marca el principio de la primavera. Se supone. El día del equinoccio de primavera nevó. Sí, nevó. Se comenzó a ver a través de la World Wide Web imágenes haciendo burla de que al mundo se le olvidó cambiar el "suiche". ¿Quién dijo algo de calentamiento global, por favor?


El dicho alemán "April, April, der macht, was er will" (que sería en español algo así como "abril, abril, él hace lo que quiere", pero sin la rima jocosa) no aplicó este año. Abril fue un bloque de frío y cielo gris. Sin embargo, en sus últimos respiros, nos regaló tres días de sol radiante. Eso sí, durante los días y horas hábiles, así como para que lo presenciaras desde la triste pecera que es tu trabajo o salón de clase y te hicieras espejismos de un fin de semana a las orillas del río Isar con una parrillita.

Espejismo de felicidad en Múnich

Abril hizo exactamente lo que marzo hubiese hecho: subió un poco la temperatura y brilló un par de días el sol al final del mes. Por lo tanto, mayo está haciendo lo que abril no hizo y se está comenzando a comportar como una adolescente hormonal e impredecible. Después del respirito que nos regaló abril, mayo nos está haciendo recordar que aún no se ha terminado el suplicio.

Así que aquí estoy: en Mayo encerrada en mi casa mientras llueve. Mayo. Uno, dos, tres, cuatro y cinco. Alemania se ha vuelto otro paraje de Game of Thrones, en donde el invierno dura años. Eso sí, "Winter AIN'T comming", llegó hace rato y tiene toda la pinta de quedarse un rato más.


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